sábado, 12 de julio de 2014

0000001/DSM/11192036


© de la Imagen: Fernando Puche

Se ha detenido el tiempo, ya no avanzará más para mí. Navego en un entorno insustancial, mezclado con otras presencias que no logro concretar. No puedo decir que aquí exista la luz porque no siento que pueda ver, ni oír, ni tocar, pero percibo algo similar a esa impresión que uno tiene cuando le están mirando fijamente a la nuca.

No puedo saber si la baliza que instalé en mi nube trascendental, o como otros la llaman, mi alma, ha logrado transpasar las fronteras de la vida y está enviando esta señal a mis colaboradores, pero yo cumpliré con mi misión y seguiré transmitiendo.

No recuerdo haberme adentrado en ningún túnel al atravesar la frontera de la muerte, ni haber visto mi vida como si fuese una sucesión de fotogramas, sólo recuerdo el miedo ante el último estertor y una presión en el centro del pecho, como si algo estuviese intentando salir de él.

Me siento bien. Soy como una gota de agua que forma parte de un río en movimiento, pero no puedo entender lo que ocurre a mi alrededor. ¿Entender? Ahora no recuerdo muy bien lo que significa esa palabra. Comienzo a verlo todo muy borroso. Es cálido, hay algo que podría decirse que es como un sonido, aunque no puedo... no recuerdo... no oigo... es otra cosa, algo que surge de mi interior, del interior de todo lo que me rodea.

Me estoy diluyendo, olvido, olvido lentamente, pero no siento miedo. Las palabras... qué inútiles, no sirven para nada aquí, son como la piel muerta de un animal que se regenera. Regenera, regenera, bienestar, calidez, sueño, mucho sueño, dulce sueño... Todos duermen ya, dormimos, duermo...

Navegamos, navego, na.... Sueño...

Fin de la transmisión: 19 horas 37 minutos del miércoles 19 de noviembre de 2036.

Los doctores Bonnzkewitzz, Niu y Mahtani dan por finalizado el experimento y proceden a la desconexión definitiva de la baliza trascendental del doctor Cortázar tras superar los veinte minutos sin recibir señal.

Los responsables del proyecto reconocen el éxito de la prueba y admiten que, siendo un conocimiento valiosísimo para la humanidad, la falta de datos sólidos y útiles aconseja no divulgar, por el momento, la información recogida hasta no contrastarla con otras experiencias de las mismas características para poder hacer estudios comparados entre diferentes individuos de influencias culturales y religiosas diferentes.

El estudio quedará archivado y restringido bajo el código de seguridad 0000001/DSM/11192036.

El Director-Presidente del Instituto Internacional para la Búsqueda de la Trascendencia Humana.

© del texto: Paloma Ulloa
© de la Imagen: Fernando Puche


1 comentario:

Anónimo dijo...

Inquietante. Isabel