sábado, 28 de enero de 2017



Edward Hopper "Verano 1943"

“No”, grité, y sus pupilas se desplegaron como uñas clavándose en mis ojos. Se le reventaron las venas de la calma y vomitó palabras despiadadas que estrangularon mi garganta. Podría haberme sentido pequeña, humillada, reducida al tamaño de una molécula de polvo orbitando alrededor de su ego, pero repetí la enorme, redonda, gran palabra: “No”, y él comenzó a encoger y a ablandarse como una masa insípida hasta sucumbir anegado por el llanto de sus cuencas vacías.

Perteneciente a la colección "Pequeñeces"

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